El
concepto fue acuñado en 1985, en el Foro Nacional sobre la Diversidad Biológica
de Estados Unidos. Edward O. Wilson (1929 - ), entomólogo de la Universidad de
Harvard y prolífico escritor sobre el tema de conservación, quien tituló la
publicación de los resultados del foro en 1988 como “Biodiversidad”.
Los
seres humanos hemos aprovechado la variabilidad genética y “domesticado” por
medio de la selección artificial a varias especies; al hacerlo hemos creado una
multitud de razas de maíces, frijoles, calabazas, chiles, caballos, vacas,
borregos y de muchas otras especies. Las variedades de especies domésticas, los
procesos empleados para crearlas y las tradiciones orales que las mantienen son
parte de la biodiversidad cultural.
En
cada uno de los niveles, desde genes hasta paisaje o región, podemos reconocer
tres atributos: composición, estructura y función.
La
composición es la identidad y variedad de los elementos (incluye qué especies
están presentes y cuántas hay), la estructura es la organización física o el
patrón del sistema (incluye abundancia relativa de las especies, abundancia
relativa de los ecosistemas, grado de conectividad, etc.) y la función son los
procesos ecológicos y evolutivos (incluye a la depredación, competencia,
parasitismo, dispersión, polinización, simbiosis, ciclo de nutrientes,
perturbaciones naturales, etc.) (CONABIO 2012)
La
Crisis de la Biodiversidad
La crisis de la
biodiversidad es la pérdida acelerada de la variedad genética, de especies y de
ecosistemas.
Se considera que desde el
siglo XVII se han registrado por lo menos 717 especies animales y 87 especies
vegetales como extintas. Si incluimos las extinciones causadas por el ser
humano antes de 1600, el número se eleva a más de 2,000 especies extintas. Actualmente,
más de 17,000 plantas y animales se encuentran en riesgo de tener el mismo
destino (The IUCN Red List).
Entre la lista de especies
extintas durante los pasados 400 años se encuentran el dodo (Raphus cuculatus)
de la Isla de Mauricio, la vaca marina de Steller (Hydrodamalis gigas) del mar
de Bering (1768), la quagga (Equus quagga quagga) de Sudáfrica, el lobo de
Tasmania (Thylacinus cynocephalus) de Australia y el alca gigante (Pinguinus
impennis) de las costas del Atlántico.
En México, han desaparecido
varias especies de peces de agua dulce como el cachorrito Potosí (Cyprinodon
alvarezi) y el cachorrito Trinidad (Cyprinodon inmemoriam) de Nuevo León;
algunas aves restringidas a islas como la paloma de la Isla Socorro (Zenaida
graysoni) y el paíño de la Isla Guadalupe (Oceanodroma macrodactyla); y algunos
mamíferos grandes como la foca monje del Caribe (Monachus tropicalis), el oso
pardo (Ursus arctos horribilis) y el lobo mexicano (Canis lupus baileyi) del
norte y centro de México (CONABIO | lista de especies en riesgo).
Fuente: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO 2012) |
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